Sábado por la mañana, arriba el cielo, en tu mano un pastelito de jamón y queso, en la mesa un excelente café, podría decirse que es un día de paz y tranquilidad, en el hogar o en tu vecindario, o tu negocio o tu jardín… pero… no es cierto.
Buenos días… se te acerca con silencio y una gran sonrisa en la cara, vestido de corbata y manga corta (cosa que me parece demasiado chabacano) o de larga falda y abanico si es mujer, uno de esos llamados testigo de Jehová.
Aguantando la sonrisa te dice, ¿tiene un minuto para conocer la verdad?
Como no amigo portador de TÜ verdad.
Con indignación o tal vez un poco de indiferencia te saca una de esas revistas de bolsillo cuya calidad de papel no es superior a la de un papel tóale.
¿Usted sabe el propósito de su existir? – te pregunta de una manera tonta.
Estupido ser si supiera mi propósito no estaría paseando un sábado en la mañana ¿no lo crees?
Su pequeña revista de nombre “atalaya” ya que piensan que están en una fortaleza o un muro defendiendo no se que, esta plagada de dibujos e imágenes por demás absurdas.
Quien coño de la madre va a creer que uno puede estar en un río, con frutas vestido de forma elegante (como ellos salen) con un león a tu lado, dos panteras atrás y a la ves un águila salvaje juega con un oso frontino junto al río lleno de caimanes….
Me pueden chupar las bolas todos los testigos de Jehová