martes, marzo 11, 2008

Tomando un café antes de bailar.

La aguja del fonógrafo esta un poco acabada, será necesario cambiarla en cuanto encuentre una nueva lo hare; un disco de esos de Charlie Parker vendría bien para la ocasión.

Creo que esta todo listo, el café esta casi a punto, los bombones rellenos de menta que tanto le gustan a ella ya están en la mesa, el vino esta enfriándose un poco más, las dos copas sobre la mesita de mimbre que compre aquella vez con ella, las aceitunas ya están en el plato correcto… que falta? Que falta?, si todo aparentemente esta en su lugar.

Un café mientras espero me parece bien, tibio como me gusta, dulce muy dulce es mejor, ya la música esta lista para bailar, los detalles, lo que me resta es esperar que entre por esa puerta para celebrar la noche.

Diez treinta y aun no llega…. Seguro se atasco con este trafico producto de la lluvia, le daré vuelta al disco, total estoy sentado escuchando buena música y esperando que ella atraviese esa puerta, no pienso que sucederá algo distinto esta noche.

Ya el vino esta a temperatura perfecta, once menos diez, un retraso mayor de lo normal, en la tarde la note extraña, como si algo la perturbara muy profundamente, ojala sean conjeturas mías y este pensando mucho más allá de la realidad, la verdad es que anhelo mucho poder bailar con ella esta noche, sentirla tan cerca de mi como aquella ultima vez.

Ya el café no resulta estimulante, tomare un poco de vino de la heladera, esto siempre me ha relajado; ah siento que llego, escuche la puerta cerrarse, hola… radiante como siempre, así estés empapada de lluvia, déjame ayudarte con el paraguas y te busco una toalla para que te seques un poco, déjame subir la calefacción, estas temblando mucho, te encuentras bien?...

Algo en el vino de aquella tarde en la Rue des Cascades debió haber estado mal, sin dudas, algo estuvo mal en aquel café, pero no logro encajarlo, serian mis modales? Algo que comentaría de alguna amistad pasada?, al final algo sucedió en ese pequeño café de la esquina de la Rue des Cascades. Su temblor indudablemente no era producto de la lluvia, no, ni tampoco sus palabras, ninguna de ellas fue fruto de la lluvia.

Ella ya se ha ido hace veinte o veinticinco minutos ya, sigue lloviendo, sigue sonando Charlie Parker también, sigue el vino blanco aun frio, siguen las aceitunas y la otra copa de vino en la mesita de mimbre que compre aquella vez con ella, los bombones de menta siguen casi todos intactos, ella se robo dos, sigo estando yo aquí, escuchando música, bebiendo vino y esperando que vuelva a cruzar esa puerta, y entre para finalmente bailar conmigo.