martes, febrero 16, 2010

El olor de la lluvia.

Me ha gustado desde siempre el olor de la lluvia, pensé para mí en voz alta mientras estaba acostado sobre los acetatos que están sobre la alfombra afelpada ubicada en el centro de mi pequeño living. Pero el olor de la lluvia no es igual en la ciudad, el la ciudad huele a humedad y asfalto, realmente no es igual.

No se por cuanto tiempo ha estado lloviendo, deben ser aproximadamente las dos treinta o tres de la mañana y no ha parado, logro ver desde aquí la ventana con su arco de medio punto bañada en sus cristales por las gotas desesperadas por caer y morir, alcanzo ver que debajo del sofá están mis botas cafés, las mismas que use ese día del bar; más allá aun quedan bombones de chocolate rellenos de menta, y desde hace un buen rato suena la radio y no los discos, nunca fui bueno para entender el francés, y mucho más complicado se me hace escucharlo en una frecuencia radial con una lluvia torrencial, al final colocan buena música de cuando en cuando y no me molesto en colocar discos en esa aguja desvencijada.

Cuanto tiempo habrá pasado? Me abre quedado dormido? En un cuarto encerrado nunca me ha parecido bueno fumar pero dadas las características de la noche hare una excepción, recuerdo tener unos camel en alguna gaveta.

Siempre me han gustado los fósforos de madera, son tan naturales y humanos, posiblemente todos somos un fosforo que al rascar explota y luego muere en un segundo… inhalando suavemente un cigarrillo creo me puedo relajar más. La calle esta tan sola como esta misma habitación.